martes, 6 de abril de 2010

Paracas es un viento

En la costa Sur de Perú, cerca de Pisco, hay un desierto: El desierto de Ica.

Alli todo parece transcurrir en paz y lo único que parece atentar a ese equilibrio es un poderoso vendaval de arena, el "viento Paracas".

El "Paracas" es un viento marino que se presenta generalmente por las tardes, en los meses de agosto, septiembre y octubre; sopla enloquecedoramente y sin cesar de Oeste a Este, a una velocidad aproximada de 40 km/hora, durante períodos de dos a seis días seguidos, levantando nubes de polvo y arena, calmando solamente al anochecer.
En el desierto de Ica, como en toda la costa peruana, no llueve casi nunca, pero esa zona es la región más árida del Perú; la única humedad que alcanza a sus arenales es el vahear marino de la garúa, que no alcanza ni siquiera para propiciar una vegetación rala.
El cauce del río Ica permanece sin agua prácticamente todo el año; sólo en los meses de enero, febrero y marzo llueve en la Sierra y deja correr agua por su lecho hasta llegar al tablazo donde es absorbido por la tierra poco antes de alcanzar el Océano Pacífico.
La vegetación solo se manifiesta en el cauce del río y en las quebradas secas, debido a las aguas subterráneas que en ciertas zonas afloran formando lagunas que se convierten en oasis, dando vida a palmerales, huarangos y otros arbustos.
En ese tablado inhóspito, donde la geografía y las condiciones atmosféricas no son nada favorables a la vida, se asentó un pueblo laborioso que llegó a dominar su entorno natural y que conocemos como "Cultura Paracas".
Probablemente la Cultura Paracas tuvo su centro principal en Peña de Tahajuana, en el valle de Ica, a 300 km al Sur de Lima, en la costa sureña, cuya influencia se extendió desde Cañete por el Norte hasta el valle de Yauca en Arequipa, por el Sur.
El ambiente extremadamente seco de la zona, favoreció la extraordinaria conservación de sus restos.

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